viernes, 3 de agosto de 2007

ESCRITORAS ANGELINAS: JENY Y ROMY. SALU2.

"Yeny Díaz Wentén"
ROMANO

“…El ángel dijo: No temas, María, porque has encontrado el
favor de Dios. Concebirás en tu seno y darás a luz un hijo…”
Lucas capítulo 1, versículo 30 - 31.


Maldiciones con perros y caballos Antonio
tu negra madre se lavaba sus cabellos
acortinados en el río
esperando que este te llevara

Ay! Antonio el poeta cuenta la historia
la noche te mece
y la sangre, esa, que fue la única
que te quiso
se derrama hoy por el campo
y los barcos que dibujaste en tempestad
no fueron mas que las maldiciones de tu padre
borracho de rabia contra el mundo

¡Piedad para Antonio! piedad
que carga con la ira de los que parten…
muchacho triste tu madre de gatos
te ve partir negro como tu destino

Por haberte engendrado
por haberte engendrado dice,
misericordia para Antonio
que maldito tragó del seno
que maldito mordió
la carne de la fe
¿vida Antonio? Padre apiádate
sálvalo del fuego del infierno
María madre señora ampáralo
ángel de la cruz quítale el calvario

Sus huellas susurran la historia
la estirpe perversa
la casta condenada por los perros
y su sangre dañina…

Ay! Antonio sino te hubiese parido
terminaría todo con todos
con los perros las soledades
y los caballos de viento
inventados por tu padre


Ni la carta a tu hermano muerto
te salvará del pecado hijo
maldigo la herida
la confesión
y a este pueblo de hambre…
¡Maldigo la hora en que naciste Romano!…

Tu hermano fría piedra
muerte muerte falso amparo
hijo de toros
que la memoria forma horrible
que la sangre fue lo único

¡Ay por haberte parido!
¡Ay por haberte amado!
que el sol en esta tierra nunca fue nuestro
ni tampoco nos alumbró el pecho
todo se nos hizo frágil hijo
todo se nos hizo la nada
todo fue sombras y piedras y huesos

¡Podríamos volar Antonio!
¡podríamos correr Antonio!
pero el peso
pero el peso es inmenso
como los ojos de los gatos,
pero la locura de no tener
la locura la locura hijo
nos hizo perversos
y no existe corazón que aguante tanta mugre

¡Romano te parí
y por esto te recuerdo!
aborrezco a tu padre a tu raza
a Ismael a la memoria
a la cruces que no se merecen
a los cuatros perros que asilan tu maldad
al bosque que te escucha
y al río que te guarda


¡Déjame la luna Antonio¡…
y pediré por ti
deja que cuelgue de mis senos
como una vez lo hiciste tú



Recorrí el camino de las presencias
cuatro nietos verdes desclavan de ti
cuatro cruces espero cosechar
porque fuiste el pastor de los perdidos
y de tanta memoria
deseo olvidar que amanecí
pariéndote entre perros
y caballos de negro pintados

Que las estrellas y los árboles
y el río te sufren Antonio
¿y Dios? ¿qué pasó con Dios?
¿en qué parte se olvidó de nosotros Antonio?

Y el destino se nos hizo copa
y todos bebimos de este
y la sangre se nos hizo vino
y la derramamos salada por doquier

Caeré en silencio…

Tus perseguidores tocarán la puerta
mostraré la marca
que indica que eres mi cría de viento y de rabia
y arrastrando tus pecados te llevaran…

no huelo mi sangre
no duelo por mi sangre

La palabra se quedó sola
como nuestros fantasmas
y rezo por los afiebrados
por las hembras solas
por los que partieron
y jamás por los que vendrán

¡Ya no se hablará más en este pueblo
de las flores ni de los dientes
porque no los hay…!
¡Escuchaste Antonio!
No cruzaré el río de sombras por ti
porque con el bramido de los toros
me cazó tu padre
me alcanzó del pelo
y me arrebató la lengua
dejándome fuego en el vientre


¡Escuchaste Antonio!
soy la hembra sola y muda
con el más maldito de los hijos Romano…

Dejaré que el río bañe la palabra
que el castigo marche a tu negrura
y que el árbol hastiado ya
no te entregue más vidas
tres vidas es suficiente
tres vidas tienen los tiranos hijo
y las tuyas se han terminado
como todo con todos
excepto los espejos
el fuego y las campanas atroces…

Nunca percibí las señales
ni la plata ni la sombra
fui mansa bestia para tu padre
y terminé siendo la hembra viuda
de un pueblo desolado y sin pan…

Romano Romano
Antonio como tu padre
y cuatro Antonios he de enterrar…
a esta estirpe le colgaba la muerte
me dijo ella entre perros y toros
y bosques que hablaban del Romano maldito
maldita la hora en que te parí Antonio
maldita la obediencia la semilla
y en pena sangran los espíritus
como las madres y los helechos hijo…

¡Maldigo la hora en que naciste Romano!



Romy Schneider - Marissa 1

Marissa

— Me estás volviendo loco —
dices de mi boca,
haciéndome despertar.
Y mi boca lo dice,
y no soy yo.
Y es tu nombre, Marissa,
que se neurotransmitió...
— ¿Por qué tú llevas mi cuerpo? —
No, ¿por qué tú llevas mi cuerpo? —
me dices — Devuélvemelo! —
Marissa,
tus labios de niña
que me tientan...
Dime,
¿quién era yo?
Dime, Marissa,
¿cuál era ese miedo?
¿cuándo las manzanas
han comido serpientes?
Y Marissa primero
quería huir de su cuerpo de hombre ahora.
Y Marissa antes
quería huir de mi cuerpo de mujer ahora.
Y guardó el mío.
Y lo deja guardado en copias...
mientras de tanto en tanto
hurga en el tiempo
y las coordenadas variables
que terminan siempre
en el mismo punto,
como dendritas que se estiran
para ponerse de acuerdo.
Y me busca.
Y me encuentra.
Y en el mismo segundo
me observa y me analiza.
Marissa me analiza.
Como si no conociera
cada pixel.
Y yo le pido
que me hable de su boca,
que ya no calle más.
Romy Schneider - Marissa 2
Pero por el punto sólo resbala,
porque son un hexagrama
las salidas...
Y el periodo refractario
se extiende
para no entender...
— Me estás volviendo loco —
Y me pregunto si la frase
debiera decirla yo.
Marissa,
tus labios de niña
que me tientan...
Dime,
¿quién era yo?
Dime, Marissa,
¿cuál era ese miedo?
¿cuándo las manzanas
han comido serpientes?
Y los pixeles
casi tenían
satín y terciopelo
en el aire de misterio...
Y las dendritas se estiraban
tratando de resolverlo...
Y Marissa
casi
me hipnotiza...
Dime, Marissa,
¿para qué era el vino?
¿y la espalda?
Si la escalera sube sola,
¿para qué pisar
el mismo peldaño,
si luego te quedas atrás?
Tal vez era la espalda...
— como en Picasso...
como cada clave
que está de a pedazos...
Dime, Marissa,
¿cómo suena la guitarra
si la tocas en francés
como leyendo las noticias?
¿Cómo el solista
puede ser kinestésico?
Dime, Marissa,
¿de qué sirve la cortina
Romy Schneider - Marissa 3
si no cubre la luna
— menos la nueva?
Tal vez la espalda bastaba...
El problema
son las manos,
Marissa
— las manos
y los prejuicios.
Que la perfección
no está hecha
de orgullo — te digo.
Que las dendritas
se reacomodan — repito.
¿Qué culpa
tiene la manzana?
te pregunto, Marissa.
Júzgala con el peso
de las monedas de plástico
que ladean la balanza
— si eso te hace feliz.
Y yo te pregunto, Marissa,
si eso te hace feliz...
si al querer llenarte los bolsillos
se te vacía el alma...
Y yo te pregunto, Marissa,
¿para qué
querías envolverme,
si ni el hambre
te hace comer?
De todos modos,
¿de qué te preocupas?
¿cuándo las manzanas
han comido serpientes?
¿cuándo a las manzanas
les ha interesado
comer serpientes?

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